martes, 30 de junio de 2009
LA ENFERMEDAD DEL BESO
La Mononucleosis Infecciosa (MNI) es una enfermedad infecciosa causada por el virus de Epstein-Barr que se manifiesta por los siguientes síntomas:
•fiebre,
•inflamación de las amígdalas que simulan una amigdalitis purulenta,
•inflamación de los ganglios en todo el cuerpo,
•Inflamación del hígado y del bazo.
Otros signos son las manchas rojizas en la piel similar a las reacciones alérgicas, las que son mas frecuentes si el paciente usa ampicilina o amoxicilina.
Las variaciones de este cuadro son amplias, desde la forma que no da casi síntomas a la inflamación de casi todos los sistemas del organismo.
Normalmente la llamada enfermedad del beso, se transmite principalmente por las secreciones orales (saliva) o intercambio de saliva, a través de besos (dato poco conocido), al beber del mismo vaso o de la misma botella, compartir comida, compartir bebidas, etc. Se han descrito episodios epidémicos en varias partes del mundo. El virus se elimina hasta 18 meses después de la infección primaria; luego se elimina intermitentemente durante toda la vida (en ausencia de enfermedad clínica).
A quién le diste un beso ??? es la pregunta inquisidora con que se castiga a un adolescente contagiado.
Si bien es cierto que un beso en la boca bien profundo, puede contagiar la mononucleosis, no siempre ocurre así. Puede pensarse en la infección que aqueja a los niños de jardín de infantes, entre los que se reproduce gracias a los chupetes, mordillos y juguetes compartidos.
Entonces, cabe la posibilidad de que los adolescentes hayan contraído la mononucleosis sin ningún beso brujo.
De todas formas, aconsejamos que no dé besos en la boca de tipo profundo durante aproximadamente 1 mes.
Los doctores dicen que la mononucleosis se sana sola, con una medicina universal: la paciencia.
Para el tratamiento, la indicación normal es el reposo, pero no el absoluto. Aunque parezca increíble, la inmovilidad puede retrasar la recuperación. Por eso se aconsejan siestas o varios descansos al día, con actividad física e intelectual suaves, deteniéndose cada vez que se tenga cansancio. En caso de fiebre, se administra un antitérmico que no sea la aspirina.
Las únicas recomendaciones menos divertidas son evitar los deportes de impacto y en los adultos, suspender bebidas con alcohol, para no exigir al hígado.
Etiquetas:
CURIOSIDADES
martes, 23 de junio de 2009
HIGIENE PERSONAL
Hay casos de gente joven que suelen ducharse poco o quizás tienen algún problema de transpiración y su olor corporal en ocasiones resulta molesto. Pero estos casos tiene fácil solución; una duchita todos los días y utilizar esos desodorantes que anuncian en la televisión que son superpoderosos y aunque te pases 24 horas corriendo de un lado para otro sin parar no vas a soltar ni una pizca de mal olor.
Pero hay otros casos (por desgracia ya he visto unos cuantos) de ancian@s que viven solos o simplemente su familia no quiere hacerse cargo del aseo del anciano.
En estos casos pueden ingresar por una descompensación diabética , una caída, una Hipertensón arterial....infinitos diagnósticos; pero muchas veces simplemete los ingresan para ver si podemos sacar a flote su higiene.
Vienen con un palmo de “mierda” o “roña” debajo de las costras que se han formado en su piel, cosa que consiguen tras varias años de no frotarse y remojarse en la ducha. Lo primero que hacemos tras frotar y remojar es ponerles varios tubos de vaselina en la piel durante varios días para que las costras salten por si solas. Tras pasar esos 2 o 3 días por fin te das cuenta que no son lagartos sino que tienen piel humana.
Luego ya es cuestión de lavarlos e hidratarles la piel y lo más importante enseñarles como deben hacerlo en casa para que eso no les vuelva a ocurrir. Si tienen familia acompañandoles, de manera sutil intentamos que se den cuenta del estado en el que nos han traído al ancian@ y el estado en el que se lo van a llevar e insinuamos que esta tarea debe hacerse todos los días por una persona que este en plenas facultades.
Otra cuestión es el tema de las uñas. O podríamos llamarlas directamente garfios o uñas de aguilucho.
No hay manera humana de cortarlas con una tijeras y menos aún limarlas, intentarlo sería una pérdida de tiempo. Nosotras no somos Podólogas ni tenemos a mano un super juego de manicura. En una ocasión tras varios intentos de cortarle las uñas con un millón de tijeras diferentes, compramos una tenazas (debo decir que creo que eran de los chinos) y no sirvió para nada. No hubo manera; de broma decíamos que íbamos a tener que comprar una radial. Lo que hicimos tras desistir fue pedirle hora con el Podologo para cuando se fuera de alta. Imagino que la familia la llevarían, nada más por la vergüenza que pasaban cada vez que intentabamos cortarle las uñas.
Luego está el tema del pelo. El conseguir desenredarlo cuando lleva meses la mata sin haber visto el agua ni de lejos también es complicado. Aunque debo decir que estos casos son los mínimos; el pelo no se porque si lo suelen llevar más aseado.
En conclusión a los ancianos les gusta ir limpios y aseados, y en muchas ocasiones sino lo van es porque no pueden valerse por si sólos o simplemente tienen pavor a meterse en la ducha y caerse. Para evitar llegar a estas situaciones estamos los hijos, sobrinos y sino una cuidadora.
Etiquetas:
HISTORIAS ENFERMERAS
jueves, 18 de junio de 2009
HOSPITAL ABANDONADO EN TORREJON
Historia contada por uno de los guardia civiles.
Ocurrió en la base aérea de Torrejón donde la guardia solía hacer ronda pasando por delante de un hospital abandonado por los americanos que allí se encuentra. Una noche, en una de esas rondas, mi compañero y yo junto con un perro policía de la guardia patrullábamos en Patrol por delante, y vimos que se encontraban encendidas las luces de los servicios de la planta de abajo del hospital, cosa rara, pues sabíamos que allí no había luz.
Pensamos que quizá la hubiesen conectado para realizar algunas obras o algo, así que no le dimos importancia y fuimos a apagar los interruptores del cuarto de baño, con bastante respeto, ya que el lugar daba bastante miedo en sí y además conocíamos varias historias del sitio.
Allí pudimos comprobar que el resto de las luces no funcionaban, sólo las del baño, lo cual nos extrañó bastante pues si habían conectado la luz del edificio deberían funcionar todas, así que la apagamos rápidamente y seguimos la patrulla.
Posteriormente, sobre las dos de la madrugada, pasamos de nuevo, y volvimos a ver luces prendidas, esta vez en una de las habitaciones de la segunda planta, pero esta vez por miedo decidimos no apagarlas y seguir como si nada.
Media hora después las luces estaban apagadas, a lo que pensamos que podía ser un niño de los chalets militares que había al lado, el que estaba jugando en el hospital con las luces, a lo que decidimos volver al hospital, ya que allí no podía haber nadie.
No habíamos salido del Patrol cuando se enciende otra luz de la segunda planta y nuestra teoría quedó reforzada.
Buscamos por todo el hospital y no vimos a nadie, así que apagamos las luces, pero cuando cuando íbamos por el pasillo principal del segundo piso buscando la salida una luz de una habitación por la que acabábamos de estar, se enciende de
repente.
Mi compañero me mira y sin decirnos nada nos dirigimos a la habitación cautelosos para ver qué ha pasado. En ese momento
la tensión es muy grande, y el lugar y los ruidos del sitio no ayudan precisamente, pero la curiosidad nos puede más que el miedo.
Yo voy delante, y mi compañero tres metros detrás con el perro, pero unos diez metros antes de llegar a la habitación suena
un timbre: Es el ruido del ascensor que se pone en marcha, lo que me aterroriza pues el ascensor tampoco ha funcionado desde
que se quedó el hospital vacío.
En ese momento, mi compañero está justo delante de la puerta del ascensor, y después de mirarnos fijamente mi compañero se queda mirando a la puerta.
Dos segundos después la puerta se abre, yo no puedo ver lo que había dentro del ascensor, pero mi compañero sí, y lo que sí
puedo ver es su cara de terror. El perro enseguida se suelta de mi compañero paralizado y se va gimiendo con el rabo entre
las patas.
Son sólo unos tres segundos pero yo sólo puedo mirar a mi compañero, hasta que le llamo:
- Carlos.
Éste no contesta:
- Carlos ¿qué pasa?
Yo no me muevo, y mi compañero sólo mira al ascensor, sin reaccionar. El ascensor se cierra entonces, y Carlos
sigue mirando la puerta durante un segundo, después me mira y puedo ver cómo una lágrima recorre su mejilla mientras aún mantiene esa expresión de miedo.
Ahora soy yo el que no puede reaccionar, en ese momento mi compañero se gira rápido, llama al perro como si se acabase
de dar cuenta de que se había ido. Al ver que éste no está sale corriendo a buscarle.
Esta escena sólo fue de escasos treinta segundos desde que se oye el timbre, pero lo recuerdo como si fuese una hora entera.
Yo salgo detrás de Carlos, pero me pierdo en el hospital. Al salir poco depués le veo llorando sentado en el suelo con la cabeza entre las piernas al lado del Patrol.
- ¿Qué ha pasado? -Le pregunto.
- Vámonos de aquí, por favor -me dice. Miro al perro que está junto a él tumbado, llorando.
- Sí, nos vamos -le digo.
Cogimos el Patrol y seguimos patrullando, la ronda no fue igual, mi compañero no me hablo más ese día, estaba en otro sitio,
ido totalmente. El nunca volvió a ser el mismo, y nunca conseguí que me dijese qué vio en el ascensor del hospital.
Carlos se suicido tres meses después y a mí nadie me creyó, a pesar de que todos mis compañeros veían a un Carlos diferente
desde aquella noche."
Etiquetas:
LEYENDAS
viernes, 12 de junio de 2009
A CASA CON LA SONDA PUESTA
Me contó una compañera que trabaja en Urología un caso típico que demuestra lo atrevida que es la ignorancia.
Operaron a un abuelito de unos 80 años de próstata.
Tras la operación estuvo varios días ingresado con la sonda vesical puesta y llegó el momento de darle de alta.
Pues bien, el caso es que el Dr dijo que debía irse con la sonda a casa y que debería volver en una semana a la consulta para retirarla si todo era correcto. El abuelito asintió al médico y no puso ninguna traba...todo estaba bien y por fin se podía ir a casa aunque fuera con el tubito puesto.
Al cabo del rato, cuando ya tenía las maletas preparadas y había mandado a su esposa a pedir un taxi llamó al timbre para que fuera un enfermera; pues tenía alguna duda que preguntarle antes de irse.
Allá que fui mi compañera a solucionarle la gran duda.
El abuelito le contó que su mujer y él aún eran sexualmente activos y que después de estar tantos días en el hospital sin sexo, ahora que por fin se marchaban a casa, su mujer seguro que le iba pedir mantener relaciones sexuales. La gran pregunta fue si podía mantener relaciones con ese “tubito” puesto en su pene.
Mi compañera estaba alucinando y seguramente preguntándose ¡¡por que tuvo que ir ella a esa habitación!!!
Ella no sabía ni por donde empezar a explicarle el tema.
Cuando consiguió recuperarse del shock le contestó que veía un poco difícil que él pudiera complacer en ese aspecto a su mujer durante esa semana que iba a llevar la sonda puesta. Total, unos 7 días más seguro que la mujer podía aguantar y lo iba a entender.
Por la cara que puso el abuelito mi compañera no tenía tan claro que la mujer fuera a ser tan comprensiva.
Etiquetas:
HISTORIAS ENFERMERAS
lunes, 8 de junio de 2009
VAMPIROS
Ahora que se ha puesto otra vez de moda los vampiros gracias a los libros de Stephanie Meyer (Crepúsculo) voy a hablaros de una enfermedad muy relacionada con este tema. Algunas de las características que se atribuyen a los vampiros parece que están inspiradas en una misteriosa enfermedad que afecta a algunos seres humanos: la porfiria, una extraña enfermedad de la sangre.
En la porfiria, unos compuestos químicos denominados porfirinas se acumulan en la piel, los huesos y los dientes. Algunas de estas porfirinas sufren una reacción química por acción de la luz, lo que da lugar a nuevos compuestos que destruyen los tejidos cercanos y, como consecuencia, la piel se recubre de ampollas y los huesos se corroen. Esto, en fases avanzadas, puede llegar a provocar desagradables mutilaciones en las que orejas y nariz aparecen como corroídas, los labios deformados, las encías descarnadas, etc. En el proceso también se produce una fuerte anemia, lo que provoca una gran debilidad y una palidez casi cadavérica.
En definitiva, esta enfermedad reune muchas de las características que se atribuyen a los vampiros, seres pálidos que necesitan vivir en la oscuridad porque la luz solar les debilita y corroe hasta destruirlos, y que necesitan sangre fresca para reponer la suya.
Además, otra de las características típicas de los vampiros, el horror a los ajos, también puede estar relacionada con esta enfermedad. Parece que los ajos contienen sustancias químicas que pueden provocar que el efecto de la luz se haga más intenso y se agrave la enfermedad.
En definitiva, los vampiros no son personajes reales. Pero, si parece que algunas de sus características se han inspirado en una enfermedad muy humana: la porfiria.
Existen muchas leyendas en hospitales y bancos de sangre donde dicen haber vistos a personas de piel muy pálida robar o incluso beber allí mismo las bolsas de sangre guardadas para las futuras transfusiones.
Etiquetas:
CURIOSIDADES,
LEYENDAS
martes, 2 de junio de 2009
OH MY GOD!!
No consigo recordar ni el nombre ni la razón por la cual esta señora estaba ingresada en mi planta...lo que si recuerdo muy bien son sus labios y pómulos siliconados y también recuerdo que para la edad que debía tener se conservaba muy bien; pienso que gracias a las liposucciones a las que se habría sometido.
La tuvimos varios días ingresada, así que ya íbamos conociéndola...una de esas noches llama al timbre y dice con un tonito de “osea”: OH MY GOD!!Que dolor tengo.
Miramos su tratamiento y llevaba ½ morfina si dolor; así que fuimos a pincharsela.
Una vez en la habitación la señora estaba toda repantingada, con las brazos tras la cabeza....vamos, que no mostraba ningún síntoma de que estuviera sufriendo de dolor.
Se acerca mi compañera y le dice que le iba a pinchar la morfina que llevaba pautada; ya con la jeringa preparada para ser administrada la señora le dijo con el mismo tono de “osea”: No No...morfina no!!! Es que me han dicho que la morfina engorda. Prefiero un nolotil.
Mi compañera salió de allí alucinado...-oh my god -decía imitándola.
Desde luego no tendría tanto dolor.
A loa 5 minutos de finalizar el nolotil ya iba paseando por los pasillos con aire de superioridad...
Etiquetas:
HISTORIAS ENFERMERAS
Suscribirse a:
Entradas (Atom)