lunes, 9 de marzo de 2009

UN ULTIMO SUSPIRO

Historia contada por Isabel.
Tuvimos ingresada una abuelita encantadora con la que hicimos mucha amistad, muchos días si veía que no teníamos mucho trabajo se metía en el control con nosotras y nos contaba sus historias de cuando era joven.
Un día me dijo: “Isabel, esta noche va a ser la última, se que voy a morirme. Te voy a pedir el favor de que poco antes de que ocurra avises a mis hijos.”
Yo no se lo tomé muy encuenta e intente quitarle importancia diciéndole que no dijera cosas absurdas, le dije que de su enfermedad actual nadie se moría y que a ella aún le quedaban muchos años para contarnos sus batallitas.
A las 3 de la mañana suena su timbre...y como yo me había quedado con la mosca detrás de la oreja me acerque corriendo. Efectivamente mis peores temores eran realidad, estaba en parada. Avisé al médico, fui a por el carro de paradas y mientras tanto mi compañera avisaba a los hijos.
No pudimos hacer nada por ella y tras varios intentos de reanimarla el ECG salió plano. Los hijos llegaron lo más rápido que pudieron y cuando se acercaron a la cama y la cogieron de la mano, vuelvo a repetir que el ECG ya era plano, la abuelita se incorporó de la cama, abrió los ojos y dijo: “MIS HIJOS”
Aún pudo guardar un último suspiro para acordarse de sus hijos.
Ellos se sintieron dentro de lo que cabe felices por haber visto un segundo con vida a su madre, pero nosotras casi entramos en parada del susto.

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